Por Ronald Abilio Noda
Tal vez bajo este árbol La dulce corona del soldado que retorna Y el ancho vestido del mercader que pasa, Parezcan lejanos Como el viento en la ciudad de los grandes túmulos Y el primer copo de nieve que se deshizo en mi mano. La lira ha sido pulsada, No cesará hasta la muerte Del tañedor, Hasta que se consuman los granados y sea obliterada la cruda ley de los hombres.