Por Will Cuppy
Traducción Fabricio González
El ratón
Puede que no les gusten muchos los ratones, pero estos existen de todas maneras. De hecho, hay más ratones en el mundo que cualquier otro mamífero.[1] Dondequiera que uno se encuentra, hay un ratón cerca. Puede estar más cerca de lo que uno cree. Los ratones de todo tipo son extremadamente prolíficos. Mamá ratona tiene crías durante todo el año, entre cuatro y trece cada vez. No saben cuándo parar.[2] Los ratones jóvenes crecen muy rápido. Abandonan el nido y comienzan algo cuando solo tienen cuatro semanas, y es siempre la misma historia. Así que supongo que los ratones nunca se extingan. El ratón domestico se encuentra en todos los lugares civilizados y algunos otros que podría mencionar. Los ratonólogos dicen que los ratones domésticos no son ratones nativo-americanos ya que fueron introducidos del extranjero, pero ¿y quién no? Los ratones domésticos se establecieron en Jamestown en 1607 y vinieron más en el Mayflower en 1620. A menos que haya llegado en el último barco, cualquier ratón elegido al azar tiene más ancestros nacidos en este país que cualquier ratonólogo que yo conozca, así que ¿por qué ponerse tiquismiquis? El ratón de campo y el ratón de patas blancas estaban aquí incluso antes de 1492 y uno no los oye echándonoslo en cara tampoco. Los ratones domésticos son criaturitas leales. Se quedan con uno hasta el último mendrugo. Lo prueban todo en la despensa y uno no puede culparlos.[3] Los ratones creen que las tartas de capas de chocolate crecen silvestres para beneficio de todos. Creen que la vida es así. Debería serlo. De vez en cuando, un ratón entrará a hurtadillas en la sala para observarte en tus extrañas bufonadas, y puede que decidas dejarlo que se quede, luce tan amistoso e inteligente.[4] Piensas que será divertido tener un ratón propio. Además, le dará al ratón un verdadero hogar y una sensación de seguridad.[5] Un ratón vivirá con cualquiera. Algunas noches podrías percatarte de que no es el mismo ratón y de que otro parece estar cruzando la habitación a toda velocidad por puro gusto. Una revisión probablemente revelará que tienes ahora catorce ratones, la mayoría embarazadas, lo que para nada era tu idea inicial. Moraleja: es prácticamente imposible tener un ratón.
[1] También tenemos bastantes ratas.
[2] Aristóteles afirma que los ratones conciben al lamer sal. Algunos lo hacen probablemente.
[3] En sánscrito, al ratón se le llamaba Mush, de un verbo que significa “robar”. ¿De veras? ¿Y de dónde sacaron ellos el verbo?
[4] La mayor parte de los ratones domésticos entrenados en un laboratorio pueden encontrar cómo salir de un laberinto si se le dan suficientes oportunidades. Yo también podría hacer eso.
[5] Echarle pedacitos de queso a un ratón es un gesto equivocado. A los ratones no les sienta el queso.
El tapir
Los tapires son animales empleados en los libros de geografía. Se podría enseñar geografía sin tapires, pero no sería lo mismo. La geografía con tapires les proporciona a los niños el comienzo correcto en la vida. Si les va mal después, la culpa no es del tapir. El rasgo más destacado del tapir es su trompa corta y flexible, o probóscide, compuesta por su nariz y labio superior. No es muy buena y les arruina el aspecto. Como los tapires están construidos pegados al suelo no necesitan trompas, pero ya es demasiado tarde para hacer algo. El tapir tiene una cola rudimentaria así que luce mal tanto por delante como por detrás. Se parece a un cerdo con un problema de probóscide, pero no se lo digan al tapir. Él cree que se parece a un caballo porque tiene una crin rala y cortísima en su cuello. Trota y galopa y no engaña a nadie.[1] El tapir sudamericano es amarronado y también lo son el tapir de Baird y el tapir de Dow de América central.[2] El tapir malayo o de dos tonos es negro por delante y por detrás y con la porción central blancuzca porque cree en la coloración disruptiva. Cuando se acuesta luce como una gran roca gris. Es decir, eso es lo que él cree. Todos los cachorros de tapir tienen rayas y manchas longitudinales claras que los vuelven invisibles para algunas personas en la selva moteada de luz. Sus madres los ven y yo los veo, pero estas personas se las pasan tropezando con ellos todo el tiempo. Puede que yo sea especial. Puedo ver los objetos con rayas tan bien como los lisos, si no mejor. Los cachorros de tapir son simplemente maravillosos, pero se les pasa pronto. El tapir macho nunca visita a su familia. Nunca conoce las comodidades de un hogar lleno de jóvenes tapires retozones y las alegrías de toda una vida en la compañía de un tapir hembra. Ese tipo de vida es precisamente lo que no quiere y organiza su existencia de manera que no lo consigue. No, no se siente solo.[3] Todo lo que el tapir desea es una vida tranquila en las selvas y ríos. Evita a la anaconda, al jaguar y al hombre.[4] El tapir es un ungulado con un número impar de dedos, con solo tres en sus patas traseras. Desde cierto punto de vista es mejor tener un número par de dedos porque los ungulados con un número impar tienen más probabilidad de extinguirse. Además, los tapires se niegan a adaptarse a las condiciones contemporáneas. Odian las condiciones contemporáneas mucho más que yo así que me temo que van de salida. Vamos, no se preocupen por ello. Eso no va a ayudar en lo más mínimo.
[1] El tapir está emparentado lejanamente con el caballo de una manera colateral. También es primo del rinoceronte, un hecho que preferiría olvidar.
[2] El doctor Baird y el capitán Dow siempre insistieron en que sus tapires eran un poco distintos de los otros tapires. Tal vez.
[3] Buffon se refirió al tapir como un animal triste y melancólico. Solo en ocasiones.
[4] Los tapires se sienten bastante a salvo en el zoológico, donde están protegidos tras barras de hierro.
El oso hormiguero gigante
El oso hormiguero gigante es un poco raro si me preguntan. Vive en América Central y del Sur y luce como algo inverosímil. Tiene un morro largo y tubular que contiene una lengua larga y pegajosa que utiliza de la manera más extraña, y sus garras delanteras son tan grandes que tiene que caminar apoyándose sobre los bordes exteriores de sus patas para no caerse.[1] Cuando el oso hormiguero gigante tiene hambre, arremete contra un hormiguero con esas enormes garras y las hormigas van corriendo a reparar las áreas dañadas de su morada. Entonces las captura y se las traga con su lengua, que saca y mete en su boca con gran rapidez, dos o tres veces por segundo. ¡Vaya caramba![2] La espesa cola del oso hormiguero gigante cubre todo su cuerpo cuando duerme de manera que se parece a un montón de heno viejo que alguien ha dejado tirado. Así luce un poco mejor porque uno no puede verlo bien. No parece posible que los osos hormiguero gigantes tenga hijos, pero los tienen. La madre carga a junior en el lomo durante un tiempo mientras le enseña a sacar su lengua. Lo echa en cuanto empieza a parecerse más a su padre. El oso hormiguero gigante macho nunca va a casa a cenar porque sabe con certeza lo que se va a encontrar. Hormigas de nuevo. Además, no le gusta sentirse atado. Es mujeriego, así que va dando tumbos por los matorrales buscando acción.[3] ¿Por qué el oso hormiguero gigante tiene ese aspecto? Bueno, me temo que eso es lo que pasa cuando uno se alimenta de hormigas. Hace mucho, mucho tiempo, antes de que le pusieran un nombre, el oso hormiguero comenzó a alimentarse exclusivamente de hormigas y quiso volverse más eficiente en ello. Su único propósito a través de los años fue adaptarse perfectamente a comer hormigas.[4] Como las hormigas están perfectamente adaptadas para ser comidas por los osos hormiguero, todo fue bien. Pero el oso hormiguero gigante continuó añadiendo mejoras, como un esto más largo y un esto otro más poderoso, hasta que en mi opinión fue demasiado lejos. Hay demasiado de todo. Uno no necesita medir dos metros y tanto para comerse una hormiga y no traten de convencerme de lo contrario. El tamandúa, u oso hormiguero menor, solo mide sesenta centímetros y no le cuesta ningún trabajo comer hormigas.[5] El oso hormiguero pigmeo es más o menos del tamaño de una rata. Eso habría sido suficiente.
[1] Los mejores animales no hacen esto.
[2] Los osos hormiguero gigantes también comen termitas. En lo personal, odio las termitas.
[3] Las crías de oso hormiguero nunca conocen a su padre, lo que igual es para mejor, creo. El tipo no sirve.
[4] No creo que eso sea particularmente ambicioso. No le veo futuro.
[5] Puede colgarse de su cola. Eso tiene sentido.
El jabalí verrugoso
Contemplen al jabalí verrugoso. Tiene bolsas bajo los ojos y cuatro colmillos en sus mandíbulas y grandes protuberancias, o bultos, por toda la cara. El jabalí verrugoso no puede evitarlo. Nació así. Por la manera en que la gente habla de él, uno pensaría que lo hizo a propósito. Al jabalí verrugoso se le llama a menudo el animal más feo de todos, pero el rinoceronte es más feo porque es más grande y hay más de él para ser feo.[1] Deberíamos tratar de olvidar los defectos del jabalí verrugoso y pensar en sus virtudes, solo que no tiene ninguna. No podemos decir: “Después de todo, tiene los ojos bonitos”, porque eso sería una mentira descarada. Sus ojos son pequeños y furtivos y malévolos. Incluso si fueran maravillosos quedarían aún esas bolsas debajo de ellos. Sí, el jabalí verrugoso sabe que es feo. No se puede lucir así y no saberlo. Si la gente gritara y saliera corriendo cada vez que los vieran, ¿no sospecharían que algo iba mal?[2] Tal vez el jabalí verrugoso no sea demasiado sensible. Espero que no. Me temo que no se puede hacer nada para mejorar la apariencia del jabalí verrugoso.[3] Uno podría trabajar en uno o dos jabalíes verrugosos durante años, pero sus hijos serían tan feos como siempre ya que los tratamientos de belleza no son hereditarios. Bastaría un vistazo para darse cuenta de que vienen de una larga línea de jabalíes verrugosos. Papá y mamá jabalí verrugoso no viven juntos demasiado tiempo. El amor es ciego, pero no tan ciego. A veces se conocen en el bosque, donde la luz es más favorecedora. El difunto Dr. Crisp de Londres creía que el cruce entre el jabalí verrugoso y el cerdo doméstico podría producir una clase superior de beicon con una veta de grasa y una veta de carne magra a todo lo largo, pero no parece que lo intentara. Al Dr. Crisp le gustaba su beicon justo así.[4] Lamento decir que el jabalí verrugoso tiene mal carácter. Tampoco es muy inteligente. Sin embargo, todos podemos aprender algo de él si lo observamos de cerca y meditamos sobre lo que vemos. El jabalí verrugoso nos enseña una lección importante: no hay que ser un jabalí verrugoso.
[1] Tengo momentos en los que pienso que el hipopótamo también es feo.
[2] En el sureste de África al jabalí verrugoso es conocido como indhlovudawani, un nombre que significa: “¡Oh, qué coñazo, ahí está ese animal de nuevo!”
[3] Un lector pregunta: “Y si el jabalí verrugoso intentara tener pensamientos bonitos todo el tiempo, ¿eso ayudaría?” No.
[4] Cuando el rey de Ashantee le mandó a la reina Victoria un jabalí verrugoso en 1861, Su Majestad enseguida se lo regaló al zoológico. ¿Pueden culparla?
El bandicut
Los bandicuts son marsupiales más bien pequeños que habitan en Australia, Tasmania y Nueva Guinea. Resultan en cierta medida interesantes, pero son un poco tontos. Por un lado, tienen sus bolsas abdominales al revés, con la abertura en el extremo incorrecto. Podrían preguntarse por qué las crías no se la pasan cayéndose. Se caen. La fuerza de gravedad también funciona allá. Lo peor es que las madres bandicuts saltan en el aire cuando se les perturba y siempre están saltando de un sitio a otro sin razón aparente, así que las crías nunca saben dónde están. Los bandicuts tendrán que dejar de hacer esto o se van a extinguir. Parecen darse cuenta de que no todo es como debería ser, así que los más reflexivos se reúnen cada millón de años o así y deciden cambiar el largo de sus orejas. Así tenemos varias especies de bandicuts con diferentes medidas de orejas y bolsas que todavía están al revés. Siguen sin darse cuenta de eso. El bilbi, o bandicut conejo,[1] tiene orejas enormes y una cara con una sonrisita satisfecha.[2] Cree que consigue hacerse pasar por un conejo, pero a mí no me engaña ni por un instante.[3] Es fácil de identificar, pero si se quiere encontrar un bandicut de montaña, una especie reconocible por sus orejas moderadamente grandes, uno puede verse en problemas ya que hay dudas acerca de en qué consisten unas orejas moderadamente grandes en un bandicut. Hay que llevar un montón de bandicuts de muestra con orejas de tamaño estándar para poder realizar una comparación y establecer un promedio.[4] Incluso entonces a uno se le podría pasar por alto un auténtico bandicut de montaña que resulta sacó las orejas grandes de su abuelo. La bandicutología presenta ciertos inconvenientes como carrera. Cuesta introducir a los bandicuts en la conversación y es todavía más difícil mantenerlos en ella.[5] Uno puede pasarse la vida midiendo orejas de bandicut de la cuna a la tumba, y a quién le importa, quiero decir, ¿de veras? Además, existe el peligro de que el bandicutólogo adquiera una perspectiva distorsionada. Tengo momentos en que me pregunto si todo no podría explicarse en términos de orejas de bandicuts, y luego no estoy del todo seguro de que no se pueda. A veces deseo no haber oído nunca hablar de los bandicuts.[6]
[1] Antes conocido como el jecko o wuirrapur.
[2] Sus orejas miden tres pulgadas y media de largo y dos pulgadas de ancho en la base.
[3] Los conejos tienen la nariz y la cola más cortas y no se la pasan sonriendo.
[4] Estos deben incluir un bilbi en un extremo y un bandicut de hocico corto, cuya oreja mide solo dos tercios de una pulgada de largo; definitivamente hacia lo corto.
[5] En mi opinión, el arte de la conversación está condenado.
[6] Me han pedido que explique la vida sexual de los bandicuts. Viajan en pareja, si eso responde la pregunta.
La salamandra
Las salamandras son anfibios con cola.[1] Así que naturalmente tienen colas.[2] Lo más importante de las salamandras es que no soportan el calor. Si se calientan demasiado, su piel se seca y se mueren porque respiran en parte a través de la piel, y esta necesita estar húmeda. Así que las salamandras se quedan en sitios húmedos y frescos y nunca salen al sol si pueden evitarlo. El Hombre Primitivo estaba muy interesado en las salamandras,[3] pero no podía escribir artículos sobre ella. En cuanto se inventó la escritura, todo el mundo se apresuró a publicar que las salamandras viven en el fuego y son incombustibles. Los antiguos solían percatarse de que las salamandras salían corriendo de las hogueras construidas sobre sus madrigueras y llegaron a la conclusión de que vivían en el fuego y solo iban hasta la esquina un minuto y regresarían enseguida.[4] La salamandra no podía cometer ese error sobre otra criatura dado que su cerebro es primitivo y solo está equipado para el sentido común ordinario. Para equivocarse de esa manera hay que tener un córtex cerebral y otros refinamientos propios de los vertebrados superiores. La salamandra manchada o negra y amarilla o de fuego del Viejo Mundo fue la primera especie estudiada, con los resultados que he mencionado.[5] Hoy en día los herpetólogos señalan que estas salamandras son raras porque se aparean en la tierra. ¿Y eso qué tiene de extraño? La mayoría de las salamandras americanas se aparean en el agua porque eso es lo que se considera correcto aquí. El único interés de la salamandra parece ser el romance. No se percata de que la vida está llena de otras cosas maravillosas como… eh…. otras cosas, y no les importa hacer el tonto. Walbridge ha aprendido un montón de cosas sobre las salamandras cortándoles pedazos de aquí y de allá para ver qué pasa. A las salamandras no les gusta.[6] A pesar de esta nueva información sobre el tema, uno todavía se encuentra con gente que cree que las salamandras viven en el fuego, y todos quieren discutir. Es por eso que ya apenas salgo.
[1] No se les debe llamar lagartijas. Las lagartijas son reptiles, ¿de acuerdo?
[2] Pero de no ser por los anfibios, no tendríamos reptiles y eso sería terrible.
[3] Mucho más que el hombre moderno, me temo.
[4] Pero nadie nunca vio una salamandra correr hacia el fuego.
[5] En la Edad Media se afirmaba que el asbesto es la lana de la salamandra. ¡No lo es!
[6] Una salamandra decapitada no puede tomar decisiones rápidas.
La ostra
La ostra es tan pequeña al nacer que generalmente es imposible verla sin un microscopio. Por lo general algo se la traga por error antes de que se vuelva visible.[1] Solo una ostra en un millón es lo suficientemente afortunada para crecer y terminar cocida. La ostra bebé nada por ahí durante un par de días usando sus cilios microscópicos o pestañas. Si tuviera sentido común, continuaría haciendo eso por el resto de sus días, pero tiene otras ideas. Comienza a desarrollar una concha, se hunde hasta el fondo y fija su valva izquierda[2] a algún objeto sólido con una pequeña bolsa de cemento que lleva consigo con ese propósito. Cree que se quedará ahí toda su vida. ¡Ah, la juventud! La ostra tiene muchos enemigos como la estrella de mar, el buccino, el taladro de ostras del Atlántico y la lapa zapatilla común.[3] También tiene amigos que la trasladan de un lecho de ostras a otro de manera que se ponga gorda y saludable y sea el orgullo de los pelecípodos o moluscos bivalvos. Cuando alcanza los cuatro o cinco años, le dicen que debería ser más sociable y conocer más gente y pronto está de camino hacia el Gran Bar de las Ostras.[4] Las ostras sientan bien durante todo el año, pero nadie ha escuchado a una ostra decir eso. Están ocupadas desovando en los meses sin R y prefieren que no se les moleste, ¿y quién no?[5] Las ostras europeas cambian de macho a hembra, o viceversa, cuando se les antoja. A una ostra estadounidense o canadiense eso le parece absurdo. Las ostras hibernan en los meses más fríos. Una ostra congelada se siente perfectamente una vez que se descongela a no ser que haya sido manipulada sin cuidado. Si uno la sacude duro o la golpea cuando está congelada, su maquinaria se desarma y no vuelve a ser la misma ostra. Las perlas se encuentran en las ostras perlíferas de los mares tropicales, si a uno no le importa nadar entre tiburones.[6] Más seguro es buscar perlas en el asiento trasero de los taxis, donde en ocasiones se les pierden o son arrojadas por las damas de alta sociedad. Se puede hacer millones con ello, pero se necesita cierto respaldo financiero antes de adoptarlo como un negocio regular porque podría no encontrarse un collar de perlas abandonado en los primeros días. Y el metro sigue corriendo.
[1] Tampoco valía la pena verla en cualquier caso.
[2] La llamaría su concha izquierda, pero seamos científicos.
[3] El dátil de mar es perfectamente inofensivo.
[4] Algunos sostienen que las ostras no tienen nervios. Yo digo que una ostra sobre un solo lado de su concha es una ostra nerviosa.
[5] No se crean todo lo que dicen sobre los ostiones. El emperador Vitelio se comió doce docenas de ostiones en la cena una noche y no pasó nada.
[6] Plinio el Viejo dice que las perlas se forman por las gotas de rocío que caen en el interior de las ostras cuando estas bostezan. ¿No se puede hacer algo con ese tipo?
La hormiga
Las hormigas son muy trabajadoras, pero no parecen estar yendo a ningún sitio. Se han pasado haciendo lo mismo durante millones y millones de años y nunca aprenden trucos nuevos. Diría que están estancadas. Los entomólogos consideran a las hormigas las más exitosas de los insectos, si uno considera eso un cumplido.[1] Puesto que las hormigas pertenecen a himenópteros sociales solo viven para la comunidad u hormiguero como un todo y no desarrollan su personalidad. Son bastante interesante como grupo, si a uno le interesan esas cosas, pero si uno se queda con una sola de ellas tienden a ser aburridas.[2] Una comunidad de hormigas contiene una o más reinas y unos pocos machos con alas y muchos obreros sin alas. Los machos solo están esperando por el vuelo nupcial, después del cual mueren y la reina comienza a poner huevos como loca. Las hormigas que uno se encuentra en la azucarera son los obreros. Esa es su idea de trabajo. Las hormigas operan por instinto en lugar de por inteligencia. La inteligencia es la capacidad de saber lo que estamos haciendo y el instinto es solo el instinto. Los resultados son muy similares.[3] Algunas especies de hormigas son muy listas, para ser hormigas, pero nosotros podemos hacer todo lo que ellas hacen y no nos están pisando todo el tiempo tampoco.[4] Las hormigas cosechadoras almacenan semillas para los tiempos difíciles.[5] Las hormigas no siembran los granos en realidad. Yo habría podido decirles eso. Las hormigas cosechadoras solo reúnen las semillas, las muelen para hacer harina y la mezclan para crear pequeñas tortas y las ponen a hornear al sol. Las hormigas comehojas solo se alimentan de un tipo de hongo que cultivan en sus hormigueros. Los entomólogos no están muy seguros de cómo lo hacen. Espero que lo descubran.[6] Hay muchos otros problemas con las hormigas, pero el principal es cómo deshacerse de los malditos bichos.
[1] Los entomólogos son gente que quieren que haya hormigas alrededor. Si no hay hormigas alrededor, irán a donde estén las hormigas.
[2] Las de cabeza pequeña son las peores, pero al menos uno sabe a qué atenerse.
[3] Pero nosotros lo hacemos a propósito.
[4] Una hormiga en una hornilla caliente corre más rápido que una hormiga en una fría. ¿Y quién no?
[5] Sobre la que escribió el rey Salomón era una Messor barbatus, una especie cosechadora, o eso dicen.
[6] Las hormigas comehojas llevan paraguas hechos de hojas excepto cuando llueve.
El avestruz
El avestruz es el pájaro vivo de mayor tamaño. Un macho adulto de avestruz mide 2,7 metros de alto y pesa trescientas libras desplumado. Es demasiado grande para ser un pájaro y este hecho debe hacerlo sentir más bien tonto.[1] Debido a su tamaño, en la Antigüedad se consideraba que el avestruz era en parte cuadrúpedo aunque solo tenía dos patas. Es posible considerar a un bípedo medio cuadrúpedo si uno tiene ese tipo de mente, pero la idea no se sostiene a la larga. Con la intención de resolver el asunto, Aristóteles examinó con cuidado al avestruz y anunció: “Se diferencia de los cuadrúpedos en que tiene plumas”. Se le ocurrió de súbito, me imagino. La historia de que el avestruz entierra su cabeza en la arena cuando lo persiguen al creer que este acto lo vuelve invisible le ha traído a este pájaro un ridículo inmerecido. La echó a rodar Plinio el Viejo, quien como autoridad solo cede ante Aristóteles.[2] ¿Qué puede hacer el avestruz si algunas personas no son muy inteligentes?[3] La idea popular de que los avestruces subsisten mayormente alimentándose de herraduras está equivocada. Se tragan arena, clavos y vidrio para promover la digestión de su comida, que incluye relojes, pomos de la puerta y piezas de maquinaria vieja. Las herraduras son solo un lujo ocasional.[4] El huevo del avestruz es aproximadamente del tamaño de un coco. Contiene tanto huevo como dieciocho huevos de gallina corrientes y tiene un sabor un poco fuerte. Con uno de ellos se puede preparar una comida para entre dos y seis hotentotes, en dependencia del tamaño de los hotentotes. Se hierve durante cincuenta minutos y se llama a los hotentotes.[5] El avestruz macho en busca de esposa trata de interesar a su futura mostrando sus plumas, bailando frente a ella, abanicando las alas y profiriendo extraños sonidos explosivos. Casi siempre ella no le presta atención, pero al avestruz macho parece irle bien. A menudo se le ve deambulando por el desierto con cuatro o cinco hembras que ponen sus huevos en su nido y lo ayudan a empollarlos. Esto ha provocado la aparición de ciertos rumores que prefiero no discutir. Nunca repito ese tipo de chismes salvo que los haya presenciado yo mismo.
[1] Los pájaros no voladores como el avestruz se les llama Ratitae ya que el hueso plano de la pechuga les recuerda una balsa a los especialistas en pájaros, y balsa en latín es ratis. ¡Oh, bueno!
[2] Aunque esa vieja historia no nos enseña nada sobre el avestruz, sí arroja luz sobre los procesos mentales de Plinio el Viejo. Nos dice qué habría hecho él de ser un avestruz.
[3] Plinio el Viejo murió en el 79 de la era común cuando negó a huir durante la gran erupción del Vesubio tras insistir que todo iría bien. No fue así.
[4] A las herraduras les faltan ciertas vitaminas esenciales.
[5] Un huevo de avestruz es ideal para tenerlo de reserva para una emergencia. Justo lo que se necesita para los amigos que se aparecen sin avisar.