Por Rubiel G. Labarta
Dirán que es imposible reconstruir lo que ha sido deshecho por la mano del hombre. Se debe entender que esas marcas a lápiz dejadas por los carpinteros en los marcos de las puertas, en el reverso de las mesas, o en el interior de los cajones, obedecen a un plan mayor. Dirán que es imposible levantar la casa donde crecerán tus hijos sin seguir los planos con exactitud. Entender que en esos signos trazados en grafito sobre el cuerpo áspero de la madera está la música del universo. Dirán que es imposible poner un clavo en el lugar correcto o serruchar en línea recta sin haber hecho las mediciones correspondientes y haber rectificado varias veces estas mediciones. Entender que todos estábamos equivocados y, sin embargo, conservar la costumbre de mirar detrás de las puertas y en el interior de los cajones, como quien busca cosas que no ha perdido todavía.