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Revista de Literatura, Artes y Filosofía

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por: Carlos Ávila VillamarPublicada el noviembre 9, 2023abril 6, 2024

Poemas

Por Carlos Ávila Villamar

Viaje de regreso

Hay una hora en la que todo parece demasiado tarde
las calles están medio desiertas, y los pájaros huyen
aterrados por el regreso de la noche antigua
el aire es transparente como nunca, tanto
que todavía puede verse el pasado inmediato
y puede verse la ventisca de muerte que en unos segundos
agitará los árboles.

Me afectan las cosas irreversibles, el punto crítico
que nunca se manifiesta, pero que sin duda existió
y ahora la tarde se detiene
la tarde no sabe que ya no hay vuelta atrás.
Los viajes de regreso pueden ser demasiado tristes.
Las luces ya encendidas de las casas
aguardan una noche que se demora,
que no va a llegar.

Los rostros

Solo recuerdo esa parte del sueño
el viaje en automóvil por la ciudad
los colores nocturnos, húmedos y cremosos.

El vidrio grueso de los sitios elegantes
las luces indecisas de los negocios pequeños
el coral marchito de las ruinas.

Viendo la ciudad y la conmutación urbana de rostros
de partes de rostros, pensé que quizás
podría encontrarte.

Y basta el deseo o el miedo al deseo
de encontrarte para corromper el sueño. Te encontré
saliendo de un edificio, me viste enseguida
y sonreíste con tristeza.

Como si supieras que en verdad
no nos estábamos viendo
porque no podemos vernos.

Como si fuera ese también tu sueño
involuntario, triste, aturdido por una breve
y dolorosa felicidad. Como si supieras
tan bien como yo, que el recuerdo de ese sueño inocente
no se iría en semanas.

La soledad del otro

Los remolinos del patio, huracanes rastreros,
hacen guirnaldas de hojas secas en el aire,
y un niño desconocido en un patio
parecido al mío empinará el cometa alto
que ahora deja su sombra en mi patio.
El pavimento espera las primeras gotas de lluvia.

La plaga

Por mi antigua casa pasó una plaga de saltamontes.
Nos enteramos cuando empezaron a estrellarse contra las persianas
Recuerdo ese sonido seco de revoloteo enloquecido.

Parecían insectos falsos, engendrados por una aberrada floresta
como si a las hojas de los árboles les hubieran salido
ojos y alas.

Entraban a la casa deshechos, una tormenta de patas y alas
se podía pensar que la vida en falso de aquellos seres
solo podía durar un instante antes de regresar
a ese estado efervescente de la materia
entre lo vivo y lo no vivo.

Luego había que barrer cientos y cientos de saltamontes momificados.
Muertos no pesaban nada, aquellos cascarones
pesaban menos que el aire.

Así terminaba la plaga, de manera inexplicable
como mismo había empezado.
Aquella fuerza vital destructiva
terminaba sin explicación, sin propósito
en la naturaleza.

A veces uno se encontraba sobrevivientes
ermitaños oscuros, camuflados en la exuberancia
interminable del patio. Parecían querer gritarnos
que no los molestáramos.

Sótanos

La noche existe para una única ventana encendida
y en ese interior sagrado la bombilla alumbra solo para un hombre 
que sin querer se ha dormido fuera de su cama.

La mano cuelga a cinco centímetros del suelo.
La bombilla alumbra para nadie
la noche existe para nadie. 

La vieja noche conoce el desdén del sueño 
de los hombres y las bestias dormidas
la luz se refleja débil e inútil en los cuadrados del piso
y las sombras espantadas tras los objetos, dan la espalda
al centro del mundo, huyen por los muebles y las paredes
se encaraman en el techo
creando geometrías efímeras y confusas, ensayando mundos
imitando el sueño del dormido.

La mesa, el papel, el reloj, serán menos reales
que el mundo secreto del dormido. No pesan nada
pueden borrarse con un soplo de viento.

El sueño se abre y se cierra en sus confines, el aleteo circular
del universo, la vida en su límite de pesadilla.

En el sótano oculto de todo sueño duerme una pesadilla
como un monstruo de sueño frágil, sacude una oreja 
respira de manera profunda y tenebrosa
y al respirar el monstruo se presiente en el sueño
y lo presiente el mundo exterior, la luz, la mesa, el cuarto
nuestra noche indefensa cuelga del sueño ese monstruo.

NOTA: Estos poemas fueron publicados en Upsalón (Suplemento “Muestrario Apócrifo”), Small Blue Library e Interliteraria entre 2019 y 2021.

  1. Cerros
  2. A la forma
  3. Ernst Jünger y la topografía cristalina (Fragmento de “Ernst Jünger. La resistencia al presente”)
  4. El Problema de Kekulé o el lenguaje como el gran intruso
  5. La esperanza de las vanidades
  6. Paso del Caracol
  7. Galería privada
  8. Ognosia
  9. El lenguaje de los símbolos en “Los fantasmas de las aves”
  10. Poemas

- Otros textos -

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Notas sobre música y estética musical I

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- Números de la revista -

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ERIAL NO. 2 (invierno, 2020)

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ERIAL NO. 4 (verano. 2021)

ERIAL NO. 5 (invierno, 2021)

ERIAL NO. 6 (verano, 2022)

ERIAL NO. 7 (otoño, 2022)

ERIAL NO. 8 (invierno, 2022)

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