Por Ronald Abilio Noda
Brillo del rastro irguiéndose hacia mí Esa luz que sobrevuela la noche como un silencio inquietante El caracol se aleja, pero sigue su brillo sobre las piedras El rastro es el caracol, la piedra ha sido sellada en su signo Sobre el brillo está el silencio diciéndome tu palabra La lengua puesta sobre la lengua, la saliva del caracol en medio del alma En los acantilados claman los buitres sobre el cuerpo maltrecho, el caracol se sienta sobre su palabra Es lento, pero su paso marca los silencios, la nada, la dureza de la piedra se hace brillo Es la lejanía de los cielos que entra en la faz de la tierra y penetra su danza de milenios Fértil destello de las llanuras, el caracol se pega a sus suelos Todo es lento entonces, como si estuviese detenido, pero el rastro continúa Y los suelos se hacen atrás, tierra firme, cielo, imprecisión de las aguas