Por: Oriol Prat Altimira
Son mis manos las que toco
cuando toco tu piel,
tu olor el mío; y el goce tuyo
nace de lo bien que yo lo paso.
No me confundo, no,
que yo soy yo y tú eres tú,
pero tus pechos adoptan
el pensamiento de mis manos,
y eso es un hecho irrefutable,
aunque luego regresen a su forma.