Por Valery Larbaud
Traducción y nota Diego Valverde Villena
Madonnina gentile
he puesto bajo Vuestra protección mi amor,
que bajo Vuestro manto repose, y a Vuestra sombra como
Vuestro Poeta, Comante Eginetico, en una iglesia de Parma,
bajo Vuestra imagen, que es una muñeca cargada de joyas en una cuna
de cristal.
Maria bambina santissima,
Maria santissima, bambina,
¡ah!, haz una settina en mi corazón,
sobre mi corazón, como cuando en las orillas de Escocia y de Inglaterra
yo llevaba Vuestra imagen, con los nombres de Ambrosio y de Milán, en
un escapulario.
Y mi Ángel de la Guarda
When he looks into it,
he will find in it
just a Tiny Girl.
El sublime Larbaud nos regaló este poema incantatorio, entreverado de lenguas con la naturalidad de su estilo cosmopolita verdadero. Las referencias a las imágenes y al canto ambrosiano nos hablan de su catolicismo de artista, de católico á la Heine que se libraba al fin del protestantismo materno. En Milan, que forma parte del ciclo Devociones particulares, se juntan el encanto y la alegría de las canciones amorosas del Renacimiento y la unción candorosa de los cantos marianos, y la Virgen es a la vez madre protectora y la niña de maravilloso poder de los evangelios apócrifos.
Nombres y ciudades confluyen en este Larbaud de estilo nacido en los baedekers y en la guía de los trenes de Europa, y los lectores musitamos los versos que unen lugares y superponen tiempos.
Las enciclopedias nos narran que Comante Eginetico era el nombre que adoptó el genovés Carlo Innocenzo Frugoni para entrar en la Accademia dell’Arcadia, círculo formado en Roma alrededor de Cristina de Suecia. Quizá la clave de su presencia en el poema sea un libreto suyo de 1723, puesto en música por Giacomo Antonio Perti, I conforti di Maria Vergine.
Una settina es una semana de rezos, como las novenas, a la manera de los festivales hinduistas que nos recuerdan a nuestros ancestros indoeuropeos.
Como un Berceo del Sud-Brenner-Bahn, Larbaud sabe que el amor también es un milagro, una gracia que concede la Gloriosa. Mercedes que aparecen –tal vez, sólo tal vez– a quien las espera.
Ungido de la amorosa atención que preconizara Simone Weil, Valery Larbaud recorre el mundo esperando la maravilla –la pescivendola du Carmo, las mujeres de la Rusia meridional como en los tiempos de Ovidio…–. Y en su itinerante altar de campaña, escondido entre inscripciones en varios alfabetos, el exvoto perpetuo de su corazón.
Milan
Madonnina gentile
J’ai mis sous
Votre protection mon amour.
Sous votre manteau qu’il repose, et dans votre ombre
comme
Votre
Poète,
Cornante
Eginetico, dans une église de
Parme,
Sous
Votre image, qui est une poupée chargée de
bijoux dans un berceau de cristal.
Maria bambina santissima,
Maria santissima, bambina,
Ah! dans mon cœur fais settina,
Sur mon cœur, comme lorsqu’aux rives d’Ecosse et
d’Angleterre
Je portais
Votre image, avec les noms d’Ambroise
et de
Milan, dans un scapulaire.
Et mon
Ange gardien
When he looks into it,
He will find in it
Just a
Tiny
Girl.