Por Ronald Abilio Noda
Quién podrá ser capaz de conocer de veras esto Quién lo ha sentido en el paso de los años Aquí, un viento que deshace el corazón Una muchacha que viene En el nombre silencioso que no llega En la constatación de la respuesta La noche cae y se despeja el cielo Y uno se queda medio sonriente, sediento Quizás todo ha sido una tontería, Esa noche se quisiera encontrar las palabras, Pero solo vienen hechos absurdos, historias que ya no valen Se va apagando y cae, como la última gota de cera Y queda algo de amor, aunque uno no le llame por ese nombre Queda algo de la noche y esta muchacha a quien uno conoce fortuitamente Y a quien quisiera conocer de veras Un silencio que llena los gigantescos abismos Una mañana de sed y de no encontrar A veces es imposible encontrar la palabra que se espera Todo será huida en este tiempo Esta mañana puede que tampoco hable lo que preciso Puede que me vaya y entonces haya como una sensación nunca dicha Como una espera que se vuelca en los fuegos del habla. Pero ahora todo es calma y me va llenando un temor Un temor que penetra cada hueso Algo que se esparce y llena de sinsentido cada una de estas oraciones Y algo ha cambiado, el desconocimiento se descubre en el esplendor del día Se teme en la suavidad de la espera, se intenta decir algo Y no se sabe bien si es esto lo que se quiere decir O si hay algo oculto que solo pueden decirse los ojos y las manos Algo que permanece, que uno quisiera que permanezca Y no se sabe, no es más que otra conclusión de la noche